La importancia de las transiciones en triatlón

A pesar que el espacio de tiempo ocupado por las transiciones en competición es escaso, las acciones que se realizan en ellas son a velocidades medio-altas, y se caracterizan por ser predeterminadas de precisión.

Durante éstas, el rango de frecuencia cardíaca va aumentando su valor. Estas acciones son fundamentales en el desarrollo de la prueba y suponen una intensidad mayor para el triatleta.

En esta parte de la competición se producirá un aumento en la concentración de lactato, por tanto, el metabolismo que predominará en esta fase será el anaeróbico láctico.

Según Ehrler (1994) y Cejuela (2005 y 2006), citados por Cejuela Anta R. et al (2007), también es necesaria:

  • Fuerza velocidad, para poder realizar las acciones de resistencia anaeróbica láctica.
  • Velocidad resistencia, requerida para desarrollar la tolerancia al trabajo neuromuscular eficaz en un medio ácido.

Otros autores como Hue et al (1996), citados por Cejuela Anta R. et al (2007), consideran la coordinación como una capacidad fundamental, para saber adaptarse y pasar de una disciplina a otra de la forma menos traumática posible.

Las dos transiciones se consideran a menudo como la cuarta disciplina de este deporte, especialmente en las distancias cortas de triatlón. Las competiciones pueden decidirse en esta fase. Por ejemplo, en un triatlón corto, un atleta que tarde 30 segundos más para cada transición que el resto de competidores, pierde 1 minuto en total, esto le supondrá ganar o perder la prueba (Ash H y Warren B, 2005).  

Primera transición (T1)

Según Ivo Clotet Nyffenegger (2008), existen algunos aspectos que pueden influir en esta transición:

  • Uso del neopreno.
  • Características del piso en los últimos metros de la natación.
  • Distancia y perfil desde que se toma tierra hasta el box.
  • Circulaciones por el box.
  • Distancia desde la bici hasta la línea de montar.
  • Relación de cambio escogido para iniciar el segmento.
  • Ubicación de la línea de montar respecto a los primeros metros del segmento de bici.

Para algunos autores la T1 comienza desde la salida del agua hasta el primer kilómetro de ciclismo (Millet y Vleck, 2000, citados por  Cejuela Anta R. et al, 2007), y para otros, sólo la forman las acciones realizadas dentro del box (Sleivert y cols., 1996; Hue y cols., 1998, citados por  Cejuela Anta R. et al, 2007).

Esta transición se caracteriza por el cambio del flujo de la sangre. En general, durante la natación, hay mayor cantidad de sangre en la parte superior del cuerpo, por tanto, para afrontar el segmento ciclista, se necesita que la sangre vaya a las piernas para que éstas puedan ejercer una mayor fuerza en cada pedalada. Por este motivo, en los últimos 150-200 metros de nado, el triatleta aumentará la batida de pies a 6 batidos por brazada.

Esta acción hace que el ácido láctico ascienda, manifestándose en mareos a la salida del agua al ponerse de pie, acentuados por el cambio de horizontalidad del cuerpo y el efecto del oleaje del agua.  

Durante el desplazamiento hacia el box, el triatleta debe ir visualizando donde tiene colocada su bici, para ir directamente a por ella, evitando perder tiempo.

Para facilitar el paso por la T1 se debe realizar una determinada secuencia técnica metodológica (Ivo Clotet Nyffenegger, 2008):

  1. Sacar gafas sin quitarlas de la cabeza.
  2. Desabrochar neopreno por la espalda.
  3. Quitar parte superior del neopreno (brazos y tronco).
  4. Quitar gafas y gorro, dejándolos en el cajón.
  5. Sacar parte inferior del neopreno y dejarlo en el cajón.
  6. Poner y abrochar casco.
  7. Descolgar la bici.
  8. Correr con la bici cogiéndola por la parte superior del sillín o manillar.
  9. Saltar encima de la bici después de la línea de montar.
  10. Colocar pies dentro de las zapatillas y abrochar en marcha.

Algunos “trucos” que realizan los triatletas, es dejar las zapatillas con los pedales colocados en la bici, y ponerles unas gomas para que éstos no arrastren, así será más fácil colocarse las zapatillas encima de la bici y en movimiento.  

Al llegar a la línea de montaje hay dos maneras de subirse a la bici:

  • Monte volando: el triatleta sujeta su bici por el manillar y el asiento, salta, pasa una pierna por encima de la bici y simultáneamente toma el manillar con ambas manos. Este tipo de montaje es muy rápido pero requiere de mucha práctica.
  • Monte parado: cuando los atletas no dominan el monte volando, lo mejor es que detengan la bici, pasen una pierna sobre ella, coloquen un pie en el pedal y arranquen. Este tipo de montaje es fácil pero pierde todo el impulso y es más lento.

Si en la realización de la transición perdemos demasiado tiempo, y nos descolgamos del resto de triatletas, se deberá realizar un esfuerzo extra en los primeros metros o incluso kilómetros de ciclismo, lo cual podrá repercutir en el resto de la prueba.  

Segunda transición (T2)

Existen algunos factores que pueden influir en esta segunda transición (Ivo Clotet Nyffenegger, 2008):

  • Si se llega en grupo, ubicación dentro del mismo (si el grupo es grande es importante ocupar puestos delanteros).
  • Descalzarse previamente y nivel técnico en desmontar.
  • Circulaciones por el box.

Autores dicen que ésta durará desde el último kilómetro en bici hasta el kilómetro uno de carrera (Millet y Vleck, 2000, citados por  Cejuela Anta R. et al, 2007), mientras que otros opinan que sólo tienen cabida las acciones que se realizan en el box (Sleivert y cols., 1996; Hue y cols., 1998, citados por  Cejuela Anta R. et al, 2007).

Uno de los posibles problemas que se pueden encontrar, es el desmonte de la bici. Para facilitar este momento, el triatleta, antes de llegar a la línea de desmonte, deberá pasar una pierna por arriba del sillín para quedar parado sobre un solo pedal. Una vez que llegue a la línea se bajará de la bici corriendo.

Lo que más caracteriza a la T2, es que resulta bastante traumática en cuanto a sensaciones, para la mayor parte de los corredores. Algunos estudios, indican que esto se produce debido a los efectos del segmento de ciclismo sobre la mecánica de carrera. Aunque estas investigaciones concluyen con que no existe variación en la mecánica de carrera, las malas sensaciones que poseen una gran parte de los triatletas en la primera parte de la carrera, pueden ser debidas a (Gil Fraguas L., Gutiérrez J. y Sánchez F., 2000):

  • Diferencia entre cadencia habitual: 1.5-2 Hz para el ciclismo contra 1-1.25 Hz para la carrera.
  • Tipo de acción muscular: concéntrica en el pedaleo y excéntrica + concéntrica en la carrera.
  • Carencia de impactos en la bici y gran impacto en la carrera.
  • Pueden darse diferencias en producción y aclarado de lactato en uno y otro segmento.  

Una acción a realizar para intentar minimizar esas malas sensaciones, será pedalear de pie en el último kilómetro, con el objetivo de buscar una posición mecánica, de la cadena de impulsión (cadera, rodilla, tobillo) lo más semejante posible a la carrera a pie. También habrá que buscar una cadencia de pedaleo que no sea demasiado elevada, alrededor de 70-80 pedaladas por minuto (Cejuela Anta R. et al, 2007).

Estudios realizados indican que encontraron mejoras en el rendimiento durante los primeros kilómetros de carrera modificando el ángulo del sillín de la bici, además de una mayor comodidad en la transición (Garside y Doran, 2000, citados por Cejuela Anta R. et al, 2007).

Ivo Clotet Nyffenegger (2008), muestra una posible secuencia técnica metodológica a seguir en esta transición:

  1. Desabrochar zapatillas durante el último tramo de la bici.
  2. Sacar pies de las zapatillas.
  3. Pasar pierna por detrás antes de desmontar.
  4. Desmontar justo antes de la línea de montar, en carrera.
  5. Correr con la bici cogiéndola por la parte superior del sillín.
  6. Colocar la bici en el sitio habilitado para ello.
  7. Sacarse el casco y dejarlo en el cajón.
  8. Ponerse las zapatillas y los complementos (gorra, gafas).

 

Teniendo en cuenta estos estudios, es importante introducir en los entrenamientos las transiciones, sobre todo si compites en triatlones de corta distancia. Aunque para triatlones de larga distancia, tampoco estaría de más llevarlo a la práctica, para que el deportista no se le olvide nada por hacer en la transición, e incluso evitar alguna descalificación, así como amenizar estas largas sesiones de entrenamiento.

Aquí os dejo la bibliografía consultada:

Ash H. y Warren B. (2005) Triatlón. Éxito de por vida. Editorial Tutor.

Ballesteros J. (1987) El libro del triatlón. Editorial Arthax.

Cejuela Anta R. Análisis del triatlón: la T1. Sport Training. 2005; 3: 8-11.

Cejuela Anta R. et al. Análisis de los factores de rendimiento en triatlón distancia sprint. Journal of Human Sport and Exercise. 2007; 2 (2): 1-25.

Clotet Nyffenegger I. (2008) Apuntes del Curso de Entrenador Superior de Triatlón.

Díaz Molina V. et al. Evolución del coste metabólico de la carrera durante la segunda transición del triatlón en triatletas jóvenes de élite. I Congreso de Jóvenes Investigadores en CC de la Actividad Física y del Deporte. 2006; 39-44.

Ehrler W. (1999) Triatlón. Técnica, táctica y entrenamiento. Editorial Paidotribo.

Gil Fraguas L., Gutiérrez J. y Sánchez F. (2000) Manual técnico de triatlón. Editorial Gymnos.


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